Mucho presupuesto para verlos como producciones indie, pero sin el respaldo de un editor triple-A financiando ambiciones exageradas: el formato doble-A representa mi espacio de confort a la hora de consumir videojuegos, y en 2023 se ha convertido también en uno de los nichos mejor nutridos de la industria. Ya estamos sobradamente familiarizados con los juegos más galardonados del año, pero ha llegado el momento de prestar atención a aquellos títulos que templaron sus expectativas y sencillamente, quisieron hacerlo bien.
Recién salidos del acceso anticipado
- GTFO (10 Chambers)
- Ready or Not (Void Interactive)
- Everspace 2 (Rockfish Games)
- Darkest Dungeon 2 (Red Hook Studios)
Todos estos juegos llevan disponibles desde 2019 o posterior en Steam, pero sus versiones 1.0 no han llegado hasta este año. Y todos han salido bien. Fíjate en esto: GTFO y Ready or Not son IP nuevas que se apoyan en el éxito de otras pretéritas —en este caso, de Payday y SWAT respectivamente. Resurrecciones que son difíciles de ver en compañías más grandes, de esas que se ven obligadas a competir en el siempre reñido campo de los juegos como servicio. Pero han triunfado a su modo. Por ejemplo, el título de 10 Chambers ha cortado el soporte conforme sus trabajadores se trasladan al desarrollo de Den of Wolves sin consecuencias mayores porque su multijugador opera mediante conexión peer-to-peer; mientras que el de Void Interactive se ha ganado a pulso el cariño de un público nostálgico que sencillamente, no tenía alternativas a ese nivel. Un nicho bien cubierto.
Everspace 2 y Darkest Dungeon 2 son secuelas, pero no continuistas. A medida que el presupuesto baja, el espacio para la experimentación sube; de modo que ambos han traído ideas nuevas a la mesa. Ninguno de los dos ha terminado de cuajar entre los acérrimos de sus predecesores y algunos consideran que el primero debería haberse mantenido como un rogue, mientras que el segundo fue claramente mejor cuando era menos rogue. Pero ¿sabes qué te digo? Ambos siguen siendo divertidísimos, han tenido buen recibo, y han hecho lo correcto que es explorar nuevas direcciones.
Pixel-art, pero con editores detrás
- Risk of Rain Returns (Hopoo Games)
- Dave the Diver (Mintrocket)
Estamos mal acostumbrados a interpretar todos los juegos con estética pixel-art como producciones independientes, pero de vez en cuando también aparece algún estudio grande trabajando en esa dirección —piensa en los juegos "HD-2D" de Square Enix, por ejemplo. Tanto es así, que algunos cometieron el error de tachar a Dave the Diver como una sorpresa indie: es verdad que nadie se vio venir su magia y encanto y terminó conquistando al público de Steam con un intachable 97% de reseñas positivas, pero detrás de él tenemos la experiencia y la facturación de Nexon. Por si no la conocías, es una firma surcoreana con sede en Seúl que también tiene en su portfolio juegos como The First Descendant, Warhaven o una adaptación de Counter-Strike. ¿A que ya no lo ves igual?
Con Risk of Rain Returns pasa algo parecido, solo que este lo tenemos mejor localizado en Occidente: desde hace unos años, Hopoo es parte de Gearbox Entertainment (los de Borderlands, sí) así que la subdivisión pertinente de aquel se encargó de distribuir el remake del fantástico roguelike de 2013. También están trabajando en una conversión a móviles que, francamente, me apetece menos; pero el juego del que te hablo es fantástico aún diez años después. Normal, también te digo, si recuperamos todo el buen hacer de RoR2.
Nada que envidiar a los triple-A
- Remnant 2 (Gunfire Games)
- The Finals (Embark Studios)
- Ghostrunner 2 (One More Level)
- Wayfinder (Airship Syndicate)
Ninguno de estos juegos tiene detrás un editor tan pudiente como Activision, Ubisoft o Electronic Arts; pero en todos los casos hablamos de grandes estudios occidentales con una trayectoria envidiable. Por ejemplo, Gunfire Games está formado por veteranos del difunto Vigil Games (Darksiders) mientras que Embark hace lo propio con DICE (Battlefield). En ambos casos hablamos de juegos lo suficientemente potentes como para recibir anuncios o nominaciones en los Game Awards 2023, así que te haces a la idea.
El caso de Ghostrunner 2 es el de una colaboración exitosa: 505 Games absorbió la licencia poco después del lanzamiento del original en 2020, y el resultado es una versión hipervitaminada de aquel. Hablando con el diseñador Michał Król de One More Level acerca del prisma del juego, nos comentaba que "desafortunadamente, muchos estudios triple-A no pueden permitirse correr riesgos [...] En OML solo somos un puñado, algo más de 50 personas, así que no podemos rivalizar con ellos. Pero hemos encontrado nuestro espacio en el que podemos hacer entretenimiento de calidad y poco convencional a los jugadores que desean desafíos únicos". GR2 se me hizo tan grande como puede aspirar a ser, pero manteniéndose fiel a sí mismo: si te gusta la acción y las plataformas, es muy recomendable.
Wayfinder también me sorprendió: es de Airship Syndicate, que convenientemente también trabajó con un spin-off de Darksiders entre otras franquicias de renombre como el mismísimo League of Legends, pero también lleva el sello de distribución de Digital Extremes; y los canadienses tienen entre manos uno de los juegos (Warframe) más exitosos de todo el mercado de PC, junto con al menos una nueva IP. No es moco de pavo. Aún le falta un tiempo cocinándose a fuego lento en acceso anticipado, pero sus autores están haciendo un gran esfuerzo en colaboración con la comunidad.
Y son solo unos ejemplos. La realidad es que otros como Trepang2, My Time at Sandrock o System Shock Remake son otros ejemplos de grandes juegos que, sin unas ambiciones absurdamente altas, han sabido hacer las cosas bien. E incluso sin ostentar el puesto al GOTY, han convencido a sus respectivas comunidades por sus propios méritos. ¿No es eso lo que queremos al final del día?
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