Normalmente, siempre asociamos los juegos inspirados en el antiguo Imperio Romano al género de la Estrategia o la Gestión. Es muy común; se presta a ello, de hecho, a la hora de cumplir la fantasía en videojuego de dirigir una de las civilizaciones más influyentes y poderosas de la Historia. Pero Roma no habría sido lo que fue sin sus poderosas y valientes Legiones. Y es un componente que aunque hayamos visto representado en otros títulos, carecían de la brutalidad y marcialidad por el que este cuerpo militar era conocido en todo el mundo antiguo.
Aparte que hasta Ryse: Son of Rome, nunca no nos habíamos podido calzar las ''sandalias'' que estos soldados llevaban para lanzarnos de lleno a la refriega, afilada gladius (espada) y escudo en mano, y protagonizar combates que serían dignos de entretener al mismísimo Máximo Décimo Meridio (Russel Crowe en Gladiator). Y es que Crytek supo ofrecer un juego que, si bien pasó desapercibido para muchos por ser un pelín monótono y breve, no se puede negar que la atención al detalle y su sistema de combate fueron de lo mejorcito de su generación.
Roma Victis
Lanzado en 2013 como parte de la ''line up'' inicial de Xbox One, Ryse of Rome nos ponía en la piel de Marius Titus, centurión de las legiones romanas que se embarca en una campaña para vengar a su familia, asesinada por unos bárbaros. No os voy a desvelar más del argumento porque a medida que vamos avanzando en la trama se van descubriendo complots y traiciones que son la ''chicha'' narrativa del juego. Lo que si os puedo decir es que, pese a su brevedad (apenas dura unas 10 horas), el sistema de combate de Ryse: Son of Rome supo ser implementado con gran acierto por sus desarrolladores.

Encarnando a Marius, tenemos que enfrentarnos en múltiples batallas a varios enemigos, cada uno con sus propias tácticas y estrategias, pero para ser un juego de tipo Hack 'n Slash, la profundidad de su combate presentó algunas características que -junto con juegos de la saga Dark Souls- han acabado convirtiéndose en señas de identidad del género. Me estoy refiriendo a los ''parrys''. Y es una mecánica que casa perfectamente con la ambientación y trasfondo del tipo de soldado que somos en el juego. Los legionarios no eran el tipo de tropa más ágil de la antigüedad, pero sí de las más robustas gracias a sus famosas tácticas de formación como la ''testudo'' (la tortuga) -y que empleamos en varias secciones del juego junto con el resto de nuestras tropas- y su marcialidad en el combate.

Esto se traduce en un combate que cuesta un poco de definir para un hack 'n slash, pero que sorprendentemente le sienta como un guante: somos lentos pero rápidos a la vez, y se consigue gracias a la mecánica de sus enfrentamientos. Reminiscente de juegos como los de la saga Batman Arkham, estaremos muchas veces en inferioridad numérica en entornos algo cerrados, pero es gracias a los combos que podemos ejecutar como Marius que se logra una fluidez que no parecía posible. Lanzamos estocadas con nuestra hoja y bloqueamos con nuestro escudo mediante parry algunos de los ataques que entran para dejar expuesto al enemigo y rematarlo con brutales y magníficas ejecuciones que los soldados de la época empleaban. Repito que no es un juego especialmente largo, pero ese ''loop'' de combates tácticos y visualmente atractivos y con cierto grado de dificultad -es más complicado de lo que parece hacer un parry- pues te empujaban a seguir jugando.
Un excelente trabajo técnico
Hablando de su presentación, al estar a cargo de un estudio que siempre ha sobresalido como Crytek en el apartado gráfico, muchos vieron en Ryse: Son of Rome la carta de presentación técnica para la consola de Microsoft que debía substituir a la Xbox 360. Como defecto, podríamos decir que el juego era excesivamente lineal, sin embargo eso permitió al estudio modelar con asombroso detalle para la época los escenarios por los que transcurre el juego; desde brumosos bosques en los que operaban las tribus bárbaras que acosaban a Roma, hasta el imponente y abrumador Coliseo Romano -que por cierto es el escenario en el que podemos jugar a una suerte de modo ''escaramuza'' en peleas para entretener al pueblo una vez hemos completado la campaña.

Y eso sin olvidar la gloriosa Roma. Pero tambien hay que tener en cuenta los otros detalles. Las tropas que nos acompañan, las escenas de batalla en sí, cinemáticas, los efectos que hay de fuego o partículas en muchas de las peleas... Cierto es que no es el juego más ''complejo'' de todos a nivel jugable, pero pocos alcanzan esa perfección representativa de lo que quieren mostrar.
Por desgracia, como ya hemos dicho, todo esto se consiguió a costa de la duración del juego y de unos escenarios algo más grandes. De todos modos, si disponéis de Game Pass es un juego que está incluido en él, aunque también se puede adquirir en Steam y suele estar rebajado. Ni que sea sólo para regalaros la vista con una de las mejores -si no la mejor que hay a día de hoy- de lo que es ser un centurión de las legiones romanas en un videojuego.
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