¿La tarta de Portal era verdad o mentira? Aquello fue una contradicción, pero también un ejemplo fantástico de cómo hacer historias en videojuegos

The cake is a lie. O el pastel es una mentira. No importa cómo lo digamos, pues en realidad la conclusión siempre es la misma: es una leyenda de los videojuegos. Una realidad impérenme que ha pasado de meme a leyenda, y de meme a leyenda, de forma constante. Inclusive, hay quienes dicen que es uno de los mejores ejemplos de narrativa ambiental de la historia. El caso es que Portal marcó un antes y un después y, en gran parte, fue gracias a detalles como este. Pero... ¿Qué me diríais si os cuento que aquel comentario era una verdad y una mentira al mismo tiempo?

Aunque pueda parecer una auténtica locura, lo cierto es que esconde mucho más de lo que parece. Así pues, aquel grafiti pretendía alertarnos de que GLaDOS no era lo que parecía. Curiosamente, quien en realidad nos mintió fue su autor, Doug Rattman, aunque todo depende de la perspectiva. Y es que en realidad lo hizo sin darse cuenta. Al mismo tiempo, nos recordó que la verdad y la mentira son entidades mucho más ambiguas de lo que nos gustaría reconocer, pues lo que es cierto para unos, puede ser falso para otros, y viceversa.

La historia de The cake is a lie en Portal

Lo mejor de todo es que, en realidad, es muy probable que todos los que estéis leyendo este texto sepáis a qué me refiero, pues no se trata de un secreto. No. Valve dejó muy claro en las escenas postcréditos que la tarta era real, pero no de la manera que esperábamos. Cuando superábamos el juego y dejábamos pasar los créditos, aparecía la imagen de un almacén lleno de núcleos de personalidad... con un pastel en el centro. Así que sí, era real, pero la historia tiene truco.

¿Por qué Doug Rattman, el programador que intentó acabar con las locuras de la IA, nos engañó? La explicación sencilla de esta cuestión era que no se podía acceder a ella de ninguna manera. Durante sus tejemanejes, GLaDOS no nos permite acceder al almacén en el que está la tarda en ningún momento. Inclusive, es posible que su intención sí que fuese ofrecernos el pastel... Antes de que todo se fuese al traste. O que fuera una crueldad más dentro de su maquiavélico plan. El caso es que el grafiti de la pared y esta escena son un ejemplo maravilloso de narrativa ambiental.

A fin de cuentas, todos mienten y dicen la verdad al mismo tiempo. Cuando Doug intenta decirnos que la tarta es falsa, nos presenta una realidad que es totalmente cierta en su cabeza, pero que no se ajusta del todo al mundo que les rodea. Ningún sujeto de pruebas anterior ha visto la tarta en ningún momento, así que el dibujo es totalmente sincero. Algo que tiene todavía más sentido si tenemos en cuenta que GLaDOS se dedica a tocarnos las narices de toda manera posible y que, inclusive, se ríe de nosotros en más de una ocasión con este tema.

El caso es que, aun sin la imagen de los créditos, este ejemplo de narrativa ambiental es tremendamente bueno. Portal, con un simple detalle que podría parecer nimio e irrisorio, nos dio toda una historia paralela a la de nuestra protagonista. No obstante, en Valve no estaban contentos con este resultado, y es por eso que creo que decidieron hacer esta imagen final en los postcréditos. Al hacerlo, reforzaron todavía más el lore de su juego y nos demostraron que no hace falta ser demasiado concreto para contar una buena historia.

Lo más curioso de todo es que quien hizo este dibujo es el responsable de que Chell —la protagonista— fuese la siguiente en intentar superar las pruebas de GLaDOS. Doug se ocupó de alterar diversos archivos, nos intentó ayudar a su manera, etc. Pese a ello, no se dio cuenta de que su verdad era falsa y de que, en realidad, la tarta sí que era real. Lo mejor de todo es que, pese a ello, debido al carácter y personalidad de GLaDOS, su mentira se convirtió en una verdad para Chell y el jugador, pues esa tarta nunca llegó a nosotros. De hecho, parece que la IA no tiene ninguna intención de entregarnos la susodicha tarta en ningún momento, completemos o no las pruebas. Y de ahí que hoy día sigamos pensando que es mucho más que una genialidad.

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