Desde hace décadas ya, si hay una franquicia que los fans del terror han querido salvar del abismo es, sin lugar a dudas, Silent Hill. No es la primera en caer en ese pozo oscuro, pero sí la más emblemática cuyo público ha visto cómo se cerraba su grifo tras una serie de títulos decepcionantes. Después de años y años pidiendo su regreso, parece que por fin lo vamos a tener… pero, ¿es tan fácil que regrese tanto tiempo después?
Ahora que la ilusión de tener nuevas noticias de la franquicia se ha hecho tangible, queda pensar en cómo se van a manifestar estas. Hay muchos rumores flotando por ahí que nos dejan un remake de Silent Hill 2 de la manos de Bloober Team y un juego episódico con varios desarrolladores detrás. Nada ha sido confirmado, pero, como fan desde la primera entrega de la saga, hay algo que me preocupa: la paradoja de los nuevos Silent Hill.
Me explico. Una de las cosas que define a Silent Hill es lo diferente que siempre ha sido de todo, incluso de sí misma. El primer videojuego fue creado como una respuesta a Resident Evil, pero no podría ser más distinto a este mismo. Su secuela, por otra parte, busca activamente no parecerse al título original. Tras esto, Silent Hill 3 dejó de lado la perspectiva masculina para hacer una aventura de terror muy, pero muy femenina. The Room, por su parte, decidió hacer cambios arriesgados a su fórmula. Los cuatro títulos de Team Silent, aunque de manera sutil, siempre se han caracterizado por romper con lo anterior. ¿Dónde deja esto a nuevos juegos?
Hay un riesgo palpable a la hora de buscar nuevas experiencias en un universo tan querido y memorable, pero también tan viejo. Si los estudios encargados de los nuevos juegos siguen la tradición de la saga y buscan crear algo único y personal, corren el riesgo de alejarse demasiado de lo que los fans quieren y conseguir que su juego sea tildado de juego de terror rándom asociado a la marca sin más. Por otro lado, hacer algo que sea directamente igual que los anteriores juegos, pese a ser más seguro, trae consigo la posibilidad de parecer poco novedoso o aburrido.
Además de eso, habiendo pasado tanto tiempo desde que la franquicia estaba en su punto álgido, creo que cada uno tiene una impresión diferente de qué es verdaderamente Silent Hill, y esto puede jugar en contra de este poderoso retorno. Tal y como la propia ciudad cambia en su funcionamiento de una entrega a otra, también es muy difícil saber qué es lo que el fandom de SH entiende como la propia SH. ¿Es su estética? ¿Su lore? ¿Su ambientación? ¿Lo bizarra que es? Puede que para algunos sea todo eso, mientras que para otros nada, y creo que el verdadero acierto es volver con varios proyectos que puedan llamar la atención de tipos distintos de fans, como parece que Konami está haciendo.
No me malinterpretes, no pienso que los nuevos Silent Hill tengan las de perder, ni mucho menos, pero esta franquicia es como una herramienta de precisión. Para saber usarla bien y sacar todo su potencial, hay que saber muy bien qué es lo que se está haciendo. La supuesta implicación de Akira Yamaoka (compositor) y Masahiro Ito (diseñador e ilustrador) me tranqulizan, pero no sería la primera vez que leyendas retro de lo japonés pierden el camino con el paso de los años, como le sucedió a Yu Suzuki, de Shenmue.
Por supuesto, no creo que sea la única persona del universo que haya pensado en esto, y estoy seguro de que en Konami y sus estudios asociados están al corriente de que están lidiando con una franquicia muy única y complicada. De momento, es pronto para hablar sobre cómo van a ser los nuevos títulos de la franquicia, pero no puedo evitar estar algo nervioso ante lo que puede pasar en los próximos años. Silent Hill y tuvo un gran tropiezo con la llegada de Homecoming y Downpour. Con la desaparición del Silent Hills de Kojima, esta puede ser la última oportunida de la franquicia (e incluso de Konami como creadora de videojuegos). ¿Qué nos depara el futuro cercano? El primer vistazo lo veremos este mismo miércoles.