Antes de jugar casi 1.000 horas a este simulador espacial, ningún otro juego me había hecho sentir miedo por el simple hecho de explorar el espacio

Antes de jugar casi 1.000 horas a este simulador espacial, ningún otro juego me había hecho sentir miedo por el simple hecho de explorar el espacio

Aunque el terror no sea parte del núcleo jugable de esta veterana saga, decir que la sensación de estar lejos de ''espacio civilizado'' es realmente inquietante se queda corto 

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Elite D
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Alberto Moral

Editor

Hay muy pocas sagas que consigan perdurar varias generaciones a lo largo de su trayectoria. Y si encima pertenecen a un género casi extinto como es la simulación espacial, entonces el mérito de Elite Dangerous tiene que reconocerse por partida doble. El juego que David Braben, uno de los más antiguos ''rivales'' de Chris Roberts -que antes de que penséis mal se tienen gran respeto mutuo- diseñó y lanzó en 1984 supuso una de las primeras y más profundas experiencias de llevar una vida como piloto interestelar.

Si a eso le sumamos que la saga ha perdurado hasta nuestros días (de la mano de Frontier Developments) y ha ido ampliando y mejorando todos esos aspectos que hacen única a su simulación, pues no es de extrañar que sea, al menos hasta que llegue finalmente Star Citizen, uno de los mejores juegos de su género; sin nada que envidiarle a otros como No Man's Sky. Pero así como la futurible ''magnum opus'' del creador de Wing Commander, y el sandbox estelar de Sean Murray buscan ofrecer al usuario acción y aventura, Elite Dangerous es el único de ellos -y de otros títulos o sagas ya fenecidos en el género- que ha conseguido hacerme sentir miedo.

No por el hecho de saberme que soy, como en la vida real, ''algo'' insignificante dentro de la inmensidad de nuestra galaxia (y ya no digamos del universo), sino porque la sensación de salir a explorar nuevos planetas, lejos de los sistemas seguros de los que puedes recibir ayuda, es aterradora; lo puedes perder todo.

El primer paso de un gran viaje

Me hice con Elite Dangerous en 2016 para matar el gusanillo que me estaba generando Star Citizen, puesto que supuestamente debió salir por esas fechas originalmente pero Chris Roberts se vino arriba y aún no lo veríamos. Y ya nada más empezar y ver lo que podía conseguir como piloto independiente en este juego me abrumo he hizo que me maldijera por haber ignorado hasta ese momento el juego.

Elite D Experiencial Recurso 2

El poder elegir tu carrera (desde mercenario hasta transportista o correo), visitando miles de planetas cuyo estado político y social cambia continuamente por las acciones del resto de jugadores era algo nuevo para mi. No es un juego para todos, ya que el 70% del tiempo estás viajando de un sistema estelar a otro en busca de una nueva oportunidad, pero los datos y descubrimientos que sacaba solo con pasearme con mi nave ya me valían créditos que podía emplear para adquirir otras mejores.

Si quieres ver todo lo que Elite Dangerous te propone, no te puedes limitar a un solo tipo de nave

Sí, he dicho otras porque si quieres ver todo lo que Elite Dangerous te propone, no te puedes limitar a un sólo tipo de nave; las mas grandes pueden combatir pero son mejores para transportar; las medianas como mi querida ASP Explorer te pueden llevar muy lejos; y hasta las diminutas Sidewinders o Couriers sirven para hacer de cazarrecompensas o matón a sueldo. Pero si he mencionado específicamente la ASP Explorer es porque es la nave con la que más actividades he realizado. De hecho, fue la primera nave que aterricé en un planeta cuando la expansión Horizons se lanzó y nos permitía por primera vez salir de nuestras naves gracias al vehículo SCARAB, para recoger muestras de minerales con los que fabricar mejoras para mis naves o ''rescatar'' cargamentos de naves estrelladas.

Elite D Experiencial Recurso 4

A día de hoy, dispongo de una flotilla de 10 naves altamente equipadas para multiples situaciones; podría comprarme un Portanaves en el que almacenarlas si quisiera y poder ''llevarmelo todo'' de excursión por la galaxia. Pero no tiene el mismo atractivo por cómo empecé mis aventuras en el espacio, y por cómo sentí un miedo aterrador la primera vez que me alejé de lo que se conoce como ''La Burbuja'' entre los aficionados al juego.

En el espacio, nadie puede oírte si estás solo

Y es que, la experiencia de alejarse de los mundos en los que hay fuerzas de seguridad que te ayudarán si tienes algún problema para adentrarnos en lo desconocido, aunque sea algo que en el juego no se representa de forma 100% explícita ni con grandes artificios, pues es un hecho que lo sientes; porque tu instinto de ''supervivencia'' o preservación se activa incluso cuando no corres un peligro real (y menos cuando estas jugando a algo). Pero en mi caso particular se debe a como funciona mi subconsciente.

Elite D Experiencial Recurso

Una de mis pesadillas más recurrentes es una en la que estoy en el mar, de noche, con la costa iluminada por las luces de la ciudad a una distancia considerable pero que puedo alcanzar a nado perfectamente. ¿Por qué estaba en el mar? No lo sé, pero algo me hizo llegar allí; curiosidad supongo. Pero es entonces cuando las alarmas de mi cerebro se disparan. El no saber que hay en el agua conmigo, ver reflejadas por la luz de la luna algas con un bamboleante e inquietante vaivén, y notar por las pocas rocas en las que curiosamente puedo hacer pie -aún a tamaña distancia de la costa- como se mueven crustáceos y otros peces que me rodean, hace que experimente una fuerte taquicardia. Tengo que salir de ahí, volver a tierra. Y empiezo a nadar como un loco hacia las luces de la costa.

Si os cuento esta pesadilla es porque ese escenario lo he vivido en Elite Dangerous. La primera vez que tuve que alejarme de ''La Burbuja'' (así se conoce a la zona de la Via Lactea en la que habita la raza humana en el juego) fue para ir a un sistema que tenía un material que uno de los ingenieros del juego me pedía para que pudiera acceder a su taller y modificar mis motores de salto. Estaba a unos 800 años luz, una distancia no muy grande en el juego, pero que para alguien que no llevaba más de 15 horas en el juego pues era una odisea.

Tardé 1 hora y media de juego en llegar saltando de sistema en sistema, y a mitad de camino noté la misma sensación de soledad y miedo

Tardé 1 hora y media de juego en llegar saltando de sistema en sistema, y a mitad de camino noté la misma sensación que en la pesadilla; el saber que estaba solo en un enorme mar, con la posibilidad de quedarme varado sin combustible o de no llegar a mi destino, y sin saber si algún grupo de piratas o los Targoides (los hasta hace poco principales antagonistas del juego) destruirían mi nave y ''perdería'' todo lo que había acumulado; principalmente mi tiempo - el recurso más valioso en un juego como este.

Esa sensación la he vuelto a vivir muchas veces, a lo largo de las casi 1.000 horas que he acumulado en este título. A veces porque no sabía si los Targoides acechaban por la zona que transitaba (y si te interceptaban había que esquivar sus ataques hasta poder saltar de nuevo al siguiente sistema); otras porque al explorar planetas lejanos, no sabía si podría sobrevivir a la tecnología que los Guardianes -la raza que se enfrentó a los Targoides y fueron vencidos- habían dejado en los planetas que me había propuesto explorar. Y otras muchas veces cuando sencillamente había calculado mal un salto o no había comprobado que una estrella de neutrones (la más peligrosa en el juego) estaba en la intersección de la ruta; acercarte demasiado a una supone perder la nave.

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Por supuesto, la exploración no es la única actividad que puede suscitar miedo en el juego. El combate está ahí también y forma parte integral de la experiencia, y que se rompa tu carlinga y te queden solo unos pocos minutos en el soporte de vida para volver a una estación y atracar también es una experiencia aterradora. Pero le falta la sutileza de la de sentirte sólo -al menos para mi ''perturbada'' capacidad de inmersión en el juego- y es mucho más breve que intentar explorar una zona del espacio que no conoces.

Con todo, creo que el éxito de Elite Dangerous se puede entender aunque esté empleando una experiencia que puede ser ''negativa'' para presentarlo. La libertad que el juego te da para construir tu carrera y tu personaje, y ahora con muchas más opciones desde que se lanzó la expansión de Odissey, la que nos permite andar literalmente por planetas y estaciones. Al momento de escribir estas líneas, se puede conseguir el juego base en Steam por menos de 5 euros; o apenas 9 si os interesa la edición Deluxe que trae todo el contenido que se ha ido lanzando para el juego a lo largo de sus 11 años de recorrido.

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Es un juego que tampoco hace falta que estéis horas y horas cada día; al no haber una ''trama'', podéis hacerlo tan dilatado en duración como queráis, y a vuestro ritmo. Os esperan muchas situaciones que experimentar, y muchas actividades por aprender, además de poseer un trasfondo en el que, aunque no seáis protagonistas, sí podéis influenciar por lo que os he mencionado antes. Cada acción de los jugadores tienen un cierto impacto. Pero si echáis de menos la simulación espacial y queréis una inmersiva como pocas, los impactados seréis vosotros, y en el mejor sentido de la palabra.

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