Pocos juegos hay que sepan tomar el tema ''religioso'' por bandera de buena parte de su gameplay e implementarlo con éxito. Máxime si es un roguelike y tiene un tramposillo aspecto ''cozy''. Evidentemente estamos hablando de Cult of the Lamb, el indie firmado por Massive Monster y que fue una de las grandes sorpresas que dio el 2022.
Pero si te digo que alguien en el Vaticano se lo ha comprado, y precisamente en estos días tan delicados para la Iglesia Católica por la muerte del Papa Francisco, pues seguro que crees que me estoy quedando contigo y no es así: es un hecho que hemos sabido no sólo gracias a nuestros compañeros del portal Mein-MMO.de; también gracias a la distribuidora del juego -Devolver Digital- y sus propios creadores.
Alguien quiere jugar con sectas en el Vaticano
Para los que no conozcan Cult of the Lamb, en este roguelike con elementos de supervivencia y estética ''cozy'' interpretamos precisamente a un cordero -animal bastante relacionado con la iconografía Cristiana y que representa a Jesucristo, mira tú por donde- que se ve obligado a montar una secta para honrar a un ser que le salvó la vida.

Entre las actividades del juego, además de reclutar a nuestros ''cultistas o sectarios'' y cubrir sus necesidades en forma de refugio o comida creando una aldea para ellos y nosotros, está el sermonearles cada cierto tiempo para que no se ''desvíen de la senda'' y sigan siendo fieles a nuestro nuevo credo, mientras vamos superando las misiones de su campaña lanzando cruzadas sobre otros territorios que no siguen nuestro culto.
Ya veis que es una temática que puede incomodar levemente a quienes sean unos fervientes defensores de cualquier fe por los estigmas que se asocian a la idea de ''sectas'' o cultos. Y más sorprendente es el hecho de que, el día 25 de abril -la jornada anterior al funeral del fallecido sumo pontífice- Steam, registrara una venta del título desde el lugar menos ''apropiado'' para jugarlo estos días, como señala en un mensaje en su cuenta oficial de X la distribuidora del juego, Devolver Digital.
La compra se hizo desde el Vaticano, el estado independiente más pequeño del mundo y que en estas fechas tiene puestos buena parte de los ojos del mundo sobre el por la ya mencionada despedida al pontífice, y porque estamos a pocos días de que se celebre el Cónclave que deberá elegir al siguiente líder de la Iglesia Católica. A ese mensaje de Devolver respondió también la propia desarrolladora de Cult of the Lamb, Massive Monster, bromeando con que ''ahora ya sabéis lo que hacen en el Cónclave''.
¿Una buena compra en un momento algo inoportuno?
Sin embargo, no hay que sacar de quicio este hecho como puede que algunos estén pensando ya. Cult of the Lamb es un juego como cualquier otro del género roguelike pero que se apoya en la ambientación ''quasi religiosa'' para plasmar su idea; no hay ninguna maldad o mensaje oculto en él. Y con respecto a que se haya adquirido precisamente en estas fechas en uno de los lugares más sagrados de todo el credo cristiano, pues el jugar a videojuegos no es una actividad tildada de anti religiosa por la Iglesia.
Vale, algunos juegos han generado roces con ella, como Dante's Inferno, Assassin's Creed o The Binding of Isaac, pero la Iglesia -y en realidad sólo algunos de los sectores más conservadores de esta- sólo ha expresado su disconformidad con ciertos contenidos de dichos juegos; jamás los ha censurado o pedido a la gente que no los juegue (no tiene autoridad al fin y al cabo), y de hecho nunca se ha referido (ni para bien ni para mal) a Cult of the Lamb.
Pensemos también que en el Vaticano viven aproximadamente 760 personas, y no todas son miembros ''stricto sensum'' de la Iglesia; muchos de los empleados o funcionarios que trabajan en la Santa Sede -incluida la Guardia Suiza- pueden tener a sus familiares más cercanos viviendo con ellos allí, y no están obligados a ser practicantes o a desempeñar un oficio religioso.
Probablemente, quien comprara Cult of the Lamb debió ser alguno de dichos familiares (un hermano o hermana o tal vez algún hijo o hija de quienes hacen su día a día en el Vaticano)... aunque sería divertido -y hasta sano y humano- el que hubiera sido algún alto cargo religioso el que lo hiciera; demostraría que hay entre los ''hombres de fe'' (o las mujeres, pues por lo que sabemos podría haber sido tambien una monja) pues también disfrutan de los buenos juegos.
El problema, y es uno puramente de imagen, ha sido ese: que se haya comprado precisamente en ese lugar un juego que tiene un marcado cariz ''religioso'' -aunque de manera inocente y desenfadada- en unas fechas que son muy señaladas para quienes son creyentes.
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