Si quieres buenos juegos de terror, ve a contracorriente: estos indies con gráficos 8-bit te lo hacen pasar peor que los triple A

Faith Chapter 3
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A medida que avanza la industria del videojuego, parece que siempre estamos cazando el mismo sueño: los gráficos más impresionantes, trabajados, detallados y realistas. La obsesión por la tecnología no es inherentemente mala, y nos ha llevado a ver grandes saltos generacionales, pero hay un género en concreto al que esgrimir los logros de sus antepasados le sienta especialmente bien: el terror.

Como fanático del género desde hace décadas, he pasado por todo tipo de obras y generaciones dentro de los videojuegos de miedo. Clock Tower me dio escalofríos en la Super Nintendo, Silent Hill me dejó alucinado con su impresionante 3D y su atmósfera inigualable, Project Zero me llevó a los límites de mi valentía, y Dead Space hizo que alucinase con el body horror más detallado. Echando la vista atrás y mirando estos juegos, hay una cosa que tengo clara: para mí, no han envejecido ni un solo día.

Y aquí es donde entra FAITH: The Unholy Trinity, las obras de terror que se han tragado mis horas de juego durante los últimos días. El indie de Airdorf editado por New Blood trae consigo una propuesta potente: crear un videojuego retro "falso" usando solo gráficos en 8 bits, música MIDI, voces generadas por un modulador de voz y escenas de vídeo hechas con rotoscopia. El resultado que consigue es escalofriante, sorprendente y para nada fotorrealista.

Mientras me aventuraba a disfrutar de esta aventura de terror satánico, me di cuenta de algo curioso. Su apartado gráfico, fuera de las impresionantes rotoscopias, es poco detallado, lo que hizo que acabase yo mismo imaginando los alrededores y los hechos que allí acontecían. Francamente, eso consiguió darme más mal rollo que todo el detalle gráfico que he vivido en los últimos años, y me hizo reflexionar al respecto.

Faith Chapter 2
Así es FAITH fuera de sus impresionantes escenas de vídeo.

Si hay una cosa que tengo clara es que, con los años, lo visual que perdura de un videojuego es el estilo artístico. Ojo, esto no significa que el realismo no lo tenga y no pueda hacerse bien, pero sí que hay estilos que, diciendo poco, pueden valer su peso en oro. En el campo de los videojuegos de terror, opino que esto no solo también es verdad, sino que es el género que más se beneficia de que los desarrolladores sepan qué están haciendo con sus herramientas a nivel estético, en vez de esgrimir las últimas tecnologías sin criterio.

En los juegos de miedo, no hay nada más importante que nuestras propias sensaciones, lo que nos hace activar todos los sentidos y las respuestas viscerales a ello. Si, a día de hoy, das media vuelta y pruebas algo como Cry of Fear, Silent Hill o Lone Survivor, seguramente te sigas llevando sustos de verdad, no "sustos buenos para su época", y esa es la clave del buen horror: jugar con las sensaciones de quien está a este lado de la pantalla.

En el caso de FAITH, el juego que ha empezado este tren de pensamiento, completamente todo su potencial reside ahí. El título hace un uso impecable de sus recursos más básicos, sin añadir florituras modernas a lo gráfico e incluso sin molestarse en ser especialmente potente dentro de su jugabilidad. Es el tipo de terror que apela más a nuestros instintos básicos que a nuestros ojos, y estoy encantado de ver que cada vez más videojuegos están siguiendo este camino.

Obras como El Conde Lucanor o Yuppie Psycho, dos indies patrios, Back in 1995 o el increíble juego inspirado por Junji Ito y Lovecraft, World of Horror, son ejemplos perfectos de cómo la estética puede ser lo más importante si está bien utilizada. Mirar hacia lo que vino antes no es un atraso, sino un modo de utilizar lo que hemos aprendido en décadas de desarrollo de manera diferente e imaginativa, y puede crear los cimientos de auténticas obras maestras que perdurarán para siempre en la memoria de muchos.

World Of Horror
Esta aventura de 1 bit puede ser uno de los sleeper hits de 2023.

Al final, los videojuegos de terror tienen el potencial de hacer que estemos más conectados con nosotros mismos y que nuestra imaginación se dispare. Saber usar esto a favor de la obra es lo que distingue a los diseñadores legendarios del género del resto de la industria, y, como fan de lo tenebroso, creo que estamos en una época llena de proyectos interesantísimos (ya sean fotorrealistas o no) para estar en contacto con nuestros miedos más profundos. Dale una oportunidad a los títulos más inesperados, que es posible que te sorprendan.

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