A Escape From Tarkov es difícil de acceder. El concepto más puro de su modelo de juego es uno ajeno al usuario casual. El shooter es duro y complejo de dominar, y la situación dentro de él no ayuda a que podamos probar suerte. La comunidad más veterana sabe que lo que tienen entre manos es un proyecto caótico, no porque lleve 6 años en beta, eso es lo de menos; sino porque el shooter está en una situación peligrosísima. Hackers, una construcción endeble y muchas quejas parecen el pan de cada día en Escape From Tarkov.
Si bien el juego ha estado en boca de todos esta semana tras el baneo de miles de hackers, y la consiguiente exposición de los mismos ante la mirada de los más curiosos, no parece sino ser una quimera; un escaparate para que el más ajeno piense que la cosa va bien, aunque no es así. La situación es la siguiente: Escape From Tarkov está andando sobre arenas movedizas y la comunidad más aferrada a él es consciente de ello.
Hay una cultura del hackeo generalizada
Los buenos jugadores de Escape From Tarkov han asumido que entre toda la comunidad del juego (que no es poca), se alza un importante grupo de hackers. Vamos más allá, se podría decir que los malos usuarios han hecho piña y se puede llegar a considerar que hay una comunidad de hackers dentro de la comunidad general; algo así como una matrioshka de malos comportamientos. ¿El motivo? Parece que, por muchos esfuerzos que se hagan, el core o núcleo de EFT parece corrupto.
Por mucho que varios miles de malos jugadores hayan abandonado el juego por la ventana tras la patada de Battlestate Games, no son sino una pequeñísima parte del problema. El pasado 26 de febrero de 2023, y tras una investigación del youtuber g0at, se llegó a la conclusión de que al menos un 60% de los partidas multijugador tienen tramposos, independientemente del número de estos.
Aunque no es tan sencillo como ir preguntando uno por uno y confiar en que te digan la verdad, el youtuber se acercaba, entablaba una "conversación" a modo de gestos con ellos. Esto lo denominó "The Wiggle" o meneo, casi como una comunicación entre jugadores y que no depende de palabra alguna. Algo tan cercano a la cultura del gaming es el "tea bagging". Heredado año tras año desde aquellos primeros Halo y que ahora puede significar la mayor de las excentricidades frente al contrario, o una forma de comenzar una "relación" con un compañero. Así pues, el usuario se movía o contoneaba cuando sabía que el usuario que tenía enfrente era un hacker con el fin de comunicarse con él.
¿El motivo? Los hackers de Escape from Tarkov no usan cheats complicados. No hay una "cultura cheater" que se base en modo dios, personajes volando o con ítems eternos. Apenas hacen uso de wallhacks o aimlock. Por ello, cuando veía que el hacker en cuestión replicaba los mismos movimientos, como el "tea bag" antes comentado, significaba una cosa: ambos estaban haciendo lo mismo.
Tarkov está diseñado de aquella manera
Aun así, la cosa no acaba aquí. Cuando hemos mencionado antes el núcleo de Escape From Tarkov, no lo hemos hecho a desgana, y es que el problema parece radicar en sus adentros. Según comentan en Reddit, el juego hace uso de archivos Json en su construcción, un formato fácilmente "hackeable". Hablamos de un formato de texto sencillo para el intercambio de datos. El juego usa estos archivos para rastrear a los jugadores, y así el servidor envía la información a otros usuarios dentro del área; todo dentro de la legalidad. Corromperlo es tan "fácil" como buscar una abertura en ese envío de información y hacer creer al servidor que los movimientos que haces son legítimos, aunque estén lejos de serlo.
Lejos de usar archivos Json, lo preocupante se reduce a una simple frase: no le des información al servidor que no necesita. Rastrear a jugadores no es imperativo para el buen funcionamiento de las partidas, y para detectar el uso ilegítimo de software tenemos los anti-cheats. Enviar datos muy precisos y relevantes mediante archivos Json es un método poco eficaz. Aun así, esto se puede contrarrestar. No es imposible, aunque requiere esfuerzo, pero el equipo no está trabajando en arreglarlo.
Battlestate Games genera dudas fuera y dentro del juego
Por otro lado, la situación dentro de la comunidad es de desconfianza, dudando considerablemente de la fiabilidad del propio estudio. Usuarios apuntan a que cuando se producen estos baneos masivos, las ventas del juego ascienden al poco tiempo. Es decir, aparentemente, los mismos hackers baneados recompran el juego y vuelven a las andadas, o quizá no y se reforman, pero eso ya implica una ganancia para Battlestate Games. No queremos reducir todo a una especie de conspiración entre hackers y el dev team, pero si la comunidad duda de ello, el problema es serio.
Este no es sino uno de los problemas a los que se han enfrentado los desarrolladores rusos dentro y fuera del juego. Se ganaron al arqueo de ceja de más de un jugador al asumir que no había mujeres porque, cito textualmente, "no pueden dominar el estrés". Asimismo, en 2018 se enfrentaron a una polémica al "petar" el servicio de atención al usuario en YouTube con 47 demandas de derecho de autor hacia vídeos de creadores de contenido que, según los rusos, no eran sino "desinformación"; aunque muchos no pasaban de ser críticos con el juego.
In regards to the current state of Tarkov… pic.twitter.com/aCj7ypvWFm
— Wildez (@wildezofficial) February 27, 2023
Que haya un importante grupo que denosta el juego es algo que no sorprende a nadie, la comunidad no es homogénea. Eso sí, cuando ese "importante grupo" está formado por la comunidad más aferrada al juego, hay que preocuparse. Finalmente, la situación concluye con una queja muy básica: no hay forma de demostrar el malestar. Al funcionar fuera de Steam o cualquier launcher, no hay reviews; tampoco una "conversación directa" entre devs y comunidad. Esto implica que el novato debe acudir a los foros o Reddit y verse, en muchos casos, vilipendiado por los más inalienables dentro de la comunidad.