Decenas de horas después, tras sobrevivir a sequías y hambrunas, unos bandidos destrozaron mi ciudad de Manor Lords y, aun así, no puedo dejar de jugar

Es uno de los simuladores de construcción de ciudades medievales más adictivos e interesantes que he probado en años, pese a que es un acceso anticipado.

Manor Lords
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¿Quién me iba a decir que uno de los mejores juegos de estrategia y simulación de 2024 iba a llegar en formato early access? Cuando oí hablar por primera vez de Manor Lords, lo cierto es que me llamó mucho la atención, mas nunca pensé que me iba a enganchar lo suficiente como hasta para perder la noción del paso del tiempo. Lo mejor de todo es que no solo lo ha conseguido, sino que hasta me ha dejado con ganas de más pese a romperme el corazón arrasando hasta los cimientos una ciudad en la que llevaba trabajando cinco años.

Me explico. Aunque Manor Lords lleva muy poco tiempo entre nosotros, cuando hablamos de construir una urbe en él, lo lógico es hablar de años. A fin de cuentas, es un simulador bastante realista que lo divide todo en estaciones y mide el paso del tiempo en años, hasta cierto punto. Así pues, cuando digo que le he dedicado 1.864 días, en realidad hablo de unas 6 u 8 horas de juego, aproximadamente. Me explico.

Manor Lords, un city builder tremendo

Mi primera partida en lo nuevo de Slavic Magic fue bastante dura, y es que la puerta de entrada no es sencilla. No importa que te lo expliquen todo poco a poco. Hay tantos conceptos que, de buenas a primeras, resulta complicado de interiorizar. Más todavía si, al igual que yo, empiezas directamente con una campaña en la que los bandidos y/u otros reinos pueden atacarte. El resultado es el esperado: me hundí con todo el equipo más pronto que tarde. Sin embargo, aprendí mucho de aquella primera lección, por lo que un par de días más tarde, repetí.

Manor Lords

En esta ocasión establecí mejor mi ruta. Comencé creando unas pocas casas al tiempo en que distribuía estratégicamente mis campamentos madereros y alimenticios en unas zonas u otras. O eso pensaba yo, porque al cabo de un rato me di cuenta de que mi ciudad estaba evolucionando de manera muy caótica. A medida que abandonaba el concepto de pueblo para convertirme en algo más, empezaron a aparecer los problemas. Siendo sincero, me rendí. Sabía que había hecho mal las cosas, pero continúe durante un rato solo para ir probando ideas.

Pensé que a la tercera iría la bala vencida. Ya entendía bastante mejor el sistema de recursos y suministros, comprendí las necesidades de mis habitantes y, en general, creí saber cómo organizarlo un poco todo. Sin embargo, manejar el comercio y el ejército me seguía costando bastante. "Aprenderé sobre la marcha", me dije. Craso error. Lo cierto es que Manor Lords es un city builder bastante complejo y muy realista que no perdona los errores a largo plazo.

Empecé con calma, organizando bastante bien mis cultivos, zonas de tala y reforestación, etc. Hasta me aseguré algunos pozos de agua y un par de depósitos mineros. Empecé bastante bien. Tanto es así que crecí mucho más rápido de lo que pensé. Antes de darme cuenta, estaba construyendo más residencias y acogiendo a centenares de nuevos ciudadanos. Inclusive, subí de nivel las casas que ya tenía y construí patios para que mis aldeanos obtuviesen recursos adicionales.

No fue suficiente. Mi primer invierno con una población por encima de los 500 aldeanos me mantuvo en números rojos más de tres meses. La producción de comida, que hasta entonces era suficiente, flaqueó. Tampoco tenía combustible. Sobreviví a duras penas, pero con una gestión de emergencia y mucho comercio, salí adelante. Así superé mi primera hambruna. La sequía del año siguiente me pilló por sorpresa, pero fue culpa mía, puesto que no calculé bien los tiempos del barbecho en mis cultivos.

Manor Lords

El invierno fue muy duro una vez más, pero logré sobreponerme no sin pasar un par de horas en tensión. El problema fue que, durante todo ese tiempo, ignoré a la milicia. Aunque algunos bandidos me saquearon, fueron incursiones menores, así que no me preocupé. El problema es que, para cuando quise darme cuenta, no sabía cómo construir unidades armadas. No me enteraba de nada... hasta que luego vi que tenía que usar los patios de mis ciudadanos para construir armas. No podía comerciar con ellas, porque no tenía dinero. Y así empezó todo. Mi ciudad, gigantesca como ella sola, autosuficiente de manera casi constante más allá de un altibajo, sufrió un ataque muy duro.

Los bandidos estuvieron más activos que nunca y uno de mis vecinos decidió atacar. No me había pasado, quién sabe si por suerte o por falta de necesidad. El caso es que no llegaron hasta el quinto año... Y no pude con ellos. Mi ciudad pasó de estrella a estrellada y, de un momento para otro, todo mi trabajo se fue al garete. No obstante, lo que me sorprendió no fue eso, sino el hecho de que, nada más terminar, un único pensamiento me vino a la cabeza: "Bueno, la siguiente irá mejor". Así que sí, aunque Manor Lords puede ser muy cruel e injusto, es lo suficientemente bueno como para que, una vez acabas una campaña, ya pienses en cómo lo harás con la siguiente...

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