Análisis de Shadow Warrior 3: la acción de DOOM con el humor más gamberro, ¿una combinación ganadora?

Análisis de Shadow Warrior 3: la acción de DOOM con el humor más gamberro, ¿una combinación ganadora?

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Shadow Warrior 3 (Flying Wild Hog)

El de Shadow Warrior 3 bien podría ser uno de los análisis más fáciles en los que he trabajado desde que escribo en 3DJuegos PC, porque el estudio polaco Flying Wild Hog tiene entre manos un juego de acción para disfrutar en solitario sencillo, rápido y consistente. No hubo ambiciones innecesarias en el desarrollo, así que lo que tenemos entre manos es bastante redondo. Hablamos de unas seis horas de recorrido confeccionado a partir de secciones muy bien diferencias de tiroteos, plataformas y cinemáticas; todo ello glaseado con el humor escatológico que siempre ha tenido la saga y todo un bestiario de la mitología oriental al que llenar de metralla. Un ejército de yo-kais del folklore nipón, llenos de expresividad y color.

Pero antes de entrar en detalles, es importante comprender el recorrido de esta producción: el primer Shadow Warrior llegó en 1997 con la firma de 3D Realms —los de Duke Nukem, sí; y con un humor similar— si bien pasó un tiempo hasta que el excéntrico editor Devolver Digital recuperase la marca con el regreso de Shadow Warrior. En 2013, este puso sobre la mesa un tono algo más digerible para los tiempos modernos y un dúo entrañable: el ninja "macarra" Lo Wang y su colega del inframundo, el demonio Hoji. Por aquel entonces no era raro ver esta clase de relaciones entre personajes, pero esta en particular fue muy bien recibida incluso si no despuntó en Metacritic.

La historia se cuenta con CGI geniales, pero con malas transiciones

El carisma que tuvo aquel se esfumó con una segunda entrega que, desafortunadamente, no logró convencer a los aficionados con su propuesta de looter cooperativo. Así que Shadow Warrior 3 tomó nota de todo y decidió volver atrás. Una reafirmación de identidad, por decirlo de alguna manera: una demostración firme de haber entendido lo que se espera de un juego troncal de la serie. Este episodio se siente sólido y cumplidor a todos los niveles, desde la jugabilidad hasta la historia; lo cual no quiere decir necesariamente que sea extraordinario. Tiene errores, por supuesto; tanto de diseño como de pulido, pero el cómputo general es de pulgar hacia arriba. Sin florituras, pero sin dudas tampoco. Un juego que divierte y satisface.

Con ritmo y al grano, así es Lo Wang

Si la entrega anterior fue una suerte de Borderlands con temática asiática, entonces lo justo sería comparar la acción de Shadow Warrior 3 con DOOM; porque ambos entienden que los tiroteos no son simples intercambios de balas, sino algo más próximo, directo, personal. Para llevar a cabo esa fantasía, siguen una lógica parecida en la que las armas (herramientas) del jugador se "alimentan" una a otra. Cuando Lo Wang mata un yo-kai con su katana, genera munición para las armas de fuego, mientras que las bajas con armas de fuego generan salud con la que poder seguir luchando cara a cara. Existe un tercer elemento en la fórmula, representado con el color dorado, que recarga un estallido de chi desde la palma de la mano.

Shadow Warrior 3 (Flying Wild Hog) La historia arranca con un propósito claro: mata al dragón que amenaza al mundo.

En torno a este abanico de tres elementos —disparos, tajos y pulsos energéticos— se genera un plantel de oponentes verdaderamente impresionantes. Hattori es un gran ejemplo de cómo casa todo: un guerrero letal de cuatro brazos con otras tantas espadas y tanta destreza que desvía tus balas o espadazos sin inmutarse. Si te fijas bien, encontrarás un contador de tres esferas aurales sobre su cabeza, representando la "resistencia" de esa formidable barrera de espadas. Agotarla es muy duro, si bien los jugadores más hábiles descubrirán de forma natural un combo con el que es posible reducir a cero esas defensas y noquear al espadachín en tiempo récord.

Siento volver a las comparativas, pues comprendo que un juego como este merece la dignidad de ser valorado por sus propios medios, pero en este caso tenemos otro paralelismo importante con DOOM. Con el acechador (marauder) más específicamente. Tanto aquel como el Hattori son difíciles de golpear, pero quienes saben hacer malabares con el arsenal del juego son capaces de reducirlos a cenizas en cuestión de segundos. En Youtube, es fácil encontrar vídeos dedicados a humillar brutalmente a los acechadores balanceando los tiempos de cambio y refresco de cada arma. Resolver ese combate en el juego de id Software termina con un glorioso baño de sangre y vísceras súper satisfactorio, así que en Flying Wild Hog han tomado la sabia decisión de tomar ese mismo hilo e ir un pasito más allá.

Luchar en Shadow Warrior 3 es algo que va por fases: tienes una de tensión en la que fintas, saltas y te arrastras por el suelo mientras "resuelves" la mecánica de cada monstruo; así como otra de celebración en la que el auténtico cafre de Lo Wang suelta algún chiste malo o ejecuta cruelmente a su enemigo no solo para burlarse sino para robarle sus poderes también —algunos tan espectaculares que roban toda la atención de la escena. Quitando la absoluta nefasta calidad de las bromas, como fantasía del ninja friki es una dinámica que funciona como la seda. Y sabiendo de antemano que este título va dirigido a un público minoritario, a sus responsables no les tiembla la mano a la hora de implementar referencias de videojuegos o películas.

Shadow Warrior 3 (Flying Wild Hog)

Tiene la duración justa para no aburrirte, sin ambiciones extrañas

Así pues, si matas al Hattori que mencionaba arriba con una espada, nuestro protagonista bromea con la altura del suelo en un guiño a la famosa cita de Obi-Wan it's over, Anakin! I have the high ground! También hay guiños sobre juegos como The Witcher III: Wild Hunt o Sekiro: Shadows Die Twice (solo para que te hagas una idea del alcance que tiene el protagonista) e incluso algunas de gusto bastante dudoso que probablemente solo te hagan gracia si tienes esa clase de humor absurdo en el que ridiculizar cualquier elemento de la cultura popular ya te saca una sonrisa. ¿El protagonista de un juego polaco cantando mal el aserejé? Absolutamente dantesco, aunque tiene su puntito. También diré que Shadow Warrior 3 no siempre es gracioso y en ocasiones, da bastante grima porque espera que te rías del tipo de parafernalia caca-culo-pedo-pis sin aderezar.

Volviendo al tema que nos atañe, es un juego dinámico como él solo en el que luchar es más que satisfactorio gracias a lo bien implementadas que están las habilidades de Lo Wang, al momento de celebración que llega con las muertes de los enemigos y a las animaciones tan enriquecidas que tienen estos. Cien por cien en serio con eso, es de locos. Todos los oponentes tienen diseños complejos, muchos efectos especiales, a los que se añaden también poderes desbloqueables en las armas... termina siendo caótico, sin duda; un tanto abrumador. Pero indudablemente divertido. Lo cual es genial, entre otras cosas, porque los escenarios de combate tienen más o menos el mismo tamaño y dinámica, así que incluso si el diseño es bueno terminaría cansando de haberse extendido más.

Shadow Warrior 3 (Flying Wild Hog) El gancho es útil en combate, pero bastante más guiado de lo que esperaba.

Consciente de ello, Shadow Warrior 3 también sabe destensar los encuentros con secuencias lineales de plataformas en las que el nuevo gancho resulta más satisfactorio; pues en los combates se siente excesivamente guiado, al contrario que las ejecuciones, donde la hitbox tan precisa de los enemigos juega alguna mala pasada por extraño que suene. Otra cosa que me hizo fruncir el ceño es comprobar que (de lanzamiento) el pulido es mejorable. He visto enemigos manteniéndose en pie sobre un suelo inexistente, he pisado explosivos que me hicieron volar a zonas del mapa a las que no se debería poder ir, y cosas así. Rara vez he sentido que estos problemas afectasen al desarrollo normal del juego, pero definitivamente están ahí y es probable que te veas obligado a recargar la partida en alguna ocasión.

La versión de PC de Shadow Warrior 3

Aunque sea un lanzamiento multiplataforma, naturalmente he trabajado con la versión de PC de Shadow Warrior 3 para este análisis; y en este sentido, diría que Flying Wild Hog viene con los deberes hechos. Siendo una montaña rusa de emociones con muy poco espacio para respirar, con unos combates intensísimos que reúnen a más de una decena de enemigos en pantalla, tantos efectos especiales, animaciones complejas... cualquiera diría que mover este juego sería una tarea difícil, ¿verdad? Bueno, sí; pero hay un par de elementos a favor de nuestro equipo. El primero es que existe un generoso abanico de parámetros configurables en la pestaña de ajustes de vídeo, y el segundo, que contamos con el apoyo de las opciones de escalado de resolución más populares del momento. Será importante echarles el guante en resoluciones altas.

Veamos los requisitos de sistema antes de nada.


mínimo (1080p 30fps, bajo)

recomendado (1080p 60fps, alto)

sistema operativo

Windows 7

Windows 10

procesador

AMD Phenom II X4 965 o Intel Core i5-3470

AMD Ryzen 7 2700 o Intel Core i7-6950X

memoria ram

8 GB

8 GB

tarjeta gráfica

Radeon R7 260X (2 GB) o GeForce GTX 760 (2 GB)

Radeon RX 5700 (8 GB) o GeForce GTX 1080 (8 GB)

almacenamiento

31 GB

31 GB

No necesitas un equipo muy potente para jugar a SW3, pero subir el número de fotogramas va resultando progresivamente más difícil debido (en parte) a la cantidad de cosas que ocurren todo el rato. Durante las pruebas —en un equipo cedido por los camaradas de Nvidia que lleva una RTX 3080 Founder's Edition, un i9 10900K y 64 GB de RAM— he observado un consumo bien repartido y optimizado en la CPU, con la GPU llevando la carga principal. Conseguí unos resultados superiores a 120 FPS durante la mayor parte del recorrido, a 2160p y con los gráficos en calidad máxima; pero no de forma consistente. Durante las refriegas y las zonas intermedias, experimentaba saltos constantes que se pudieron paliar con un monitor VRR y un tope de fotogramas manual.

Shadow Warrior 3 (Flying Wild Hog) Aunque el escalado mediante IA de lugar a algunos artefactos, sigue siendo recomendable. (1080p y Nvida DLSS en modo calidad)

Sea como fuere, la tarjeta en cuestión me permite habilitar Nvidia Reflex para reducir los tiempos de respuesta (sabiendo lo respetuoso que es el juego con el procesador, es una obligación) y DLSS, un invitado de honor que se hace indispensable incluso a 1920x1080p. Debo añadir que incluso en modo calidad resulta bastante agresivo, de modo que en ocasiones los enemigos voladores que contrastan con el skybox se ven algo borrosos; al igual que algunos decorados. Un mal menor, teniendo en cuenta los enormes beneficios de esta tecnología. Quienes hayan optado por AMD tendrán la alternativa FidelityFX Super Resolution o FSR 1.0, que si bien es menos sofisticado que el método de los de verde, sigue siendo recomendable para suavizar el recuento de fotogramas por segundo. Especialmente en 4K. 

Al margen de esto, se nos ofrece la posibilidad de ajustar aspectos como el postprocesado, la oclusión ambiental, las sombras, las texturas o los reflejos (entre otros igual de básicos e importantes) por separado; si bien cada uno de ellos solo responde a tres estándares de calidad: bajo, medio y alto. De forma realista, tampoco es que haga falta mucho más, porque es un juego en el que la acción prima tanto que difícilmente tendrás ocasión para distraerte con otras cosas. Como ocurre con otros tantos aspectos del juego, Shadow Warrior 3 es un juego que sabe lo que hace. Sin pretensiones innecesarias, ni en el diseño ni en lo técnico, pero con la solidez que se espera de él. En el futuro, sencillamente tendrá que corregir algunos bugs que afortunadamente no juegan en contra del rendimiento.

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