Como buen niño de los 90, este shooter con dinosaurios ambientado en una ciudad ha llamado mi atención de forma inimaginable

Imagen de Paleophage (Logan Chitwood)
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Los juegos de dinosaurios no han tenido tan constante como otros géneros.  Los animales de la era jurásica y triásica, más allá de aquel ya añejo Dino Crisis, no ha tenido claros exponentes, y aunque Capcom quiere resucitar a estos seres en el futuro, y esperanzador, Exoprimal, se ha quedado en nada. Para ello tenemos que recurrir a los desarrolladores independientes, y es a Primal Carnage o The Isle se le une Paleophage, un proyecto modesto que a logrado que los ojos de mi niño interior hagan chiribitas.

El juego, desarrollado por apenas una persona, el artista estadounidense Logan Chitwood, busca trasladar a los dinosaurios al único género que parece casar con su apuesta: el survival horror. Aun así, y teniendo en cuenta que hablamos de un desarrollo temprano con muchos flecos que cortar, la idea de ambientar el juego en un entorno urbano, se me hace tremendamente curioso.

Por norma general, este tipo de juegos buscan islas paradisiacas, lugares alejados de los núcleos urbanos o, en el lado más fantástico de aquel excepcional The Lost Wild, un lugar tan apartado que esconde todo tipo de criaturas extintas. Paleophage nos llevará a, aparentemente, un museo de historia natural con algún resquicio narrativo que incluya una clonación similar a Jurassic Park.

Sea como sea, lo interesante es, de nuevo, explorar el contraste de estos animales desaparecidos ya en nuestra era con la jungla de cemento de la ciudad. Lejos de ser un juego donde tengamos que huir de estos seres, aquí el componente survival horror apuesta por combates con armas de fuego a lo largo y ancho de estas instalaciones.

En cuanto a los dinosaurios, Paleophage no busca ser biológicamente cierto. De hecho, parece querer evocar a la obra de Steven Spielberg en el cine como si se hubiera entremezclado con aquella Noche en el Museo deBen Stiller. Según lo visto en este adelanto, tenemos un T-Rex, raptores (que sí incluyen ciertas plumas) y, lo más curioso, invertebrados paleolíticos con el tamaño de un perro mediano, nada que no pueda parar una buena granada.

Por el momento, y como hemos adelantado, hablamos de un desarrollo menor que está dando sus primeros pasos fuera del huevo y que no supone sino algo conceptual de un proyecto que quedará en silencio un tiempo hasta tener novedades de él. Sea como sea, como niño de los 90 que soy, el hecho de ver un "resurgir" de la era cretácica me da alegría, aunque esperemos que estas promesas no caigan en saco roto.

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