Tras explorar los templos de Phantom Abyss como el mejor Indiana Jones, me pregunto por qué no se habla más de este juego de aventuras

Phantom Abyss
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Phantom Abyss, el nuevo videojuego de Team WIBY y Devolver Digital, llama la atención por su atrevida propuesta, y las primeras sensaciones tras pasar unas horas en sus templos son positivas. El juego es lo más cercano a sentir una aventura de Indiana Jones en primera persona.

Cuando vi por primera vez Phantom Abyss me dejó con mucha curiosidad. Un videojuego con multijugador asíncrono, que nos invita a conseguir una reliquia oculta en un tempo, con la particularidad de que solo una persona en el mundo puede hacerlo porque después desaparece. Además, los mapas se generan de forma procedimental y todo se redondea con un juego de plataformas en el que solo tenemos una oportunidad para superar cada templo, ya que nuestra muerte supone que no podamos volver a dicho escenario. Sonaba genial, la verdad, y lo mejor es que lo cumple.

Aunque es cierto que todo lo que prometía el juego lo da, no dejamos de estar ante un acceso anticipado y eso se nota en diferentes aspectos que es imposible pasar por alto. La sensación global es que si soluciona por completo los problemas de desconexión que he sufrido, que seguro que lo hará (ya salió el primer parche hace poco, después de escribir este artículo por primera vez), y consigue ser lo suficientemente variado, podemos estar ante un videojuego interesante. Tras probar el juego durante varios días en su Early Access, os cuento lo que me ha parecido. Coged vuestro látigo y venid conmigo a dar unos saltos y a esquivar trampas mortales.

Phantom Abyss, o mirar a la muerte a los ojos

Phantom Abyss y sus templos

Phantom Abyss no se anda con rodeos, e incluso puedes pasar olímpicamente de su tutorial si lo deseas, aunque es recomendable para entender a lo que te enfrentas. En cuanto el juego empieza, todo es muy rápido: inmediatamente estamos en nuestro primer templo, un mapa que nos pone a prueba constantemente. Estos lugares tienen varios pisos y el objetivo es llegar al final para conseguir la reliquia que se esconde en sus profundidades. Eso sí, como buen juego de aventuras, nos dará la posibilidad de ir un paso más allá para conseguir mayores bonificaciones en vez de acabar el templo, aunque tendremos que valorar seriamente si vale la pena correr el riesgo.

Porque además Phantom Abyss es uno de esos juegos que parecerá fácil a unos e imposible a otros, y cada jugador tiene que saber cuáles son sus limitaciones. En mi opinión, la dificultad está bien balanceada. Con algo de práctica y paciencia podréis ir superando las diferentes trampas para avanzar entre los niveles, aunque la muerte espera en cada esquina. Unos pinchos que salen del suelo, rocas que caen del techo o los guardianes que custodian cada templo son algunos de los ejemplos de los obstáculos que encontraremos. De hecho, los guardianes son lo más molesto que he visto en el juego, porque nos atacarán directamente. Eso nos provoca una sensación de prisa que combina realmente mal con las diferentes trampas que nos esperan más adelante.

Phantom Abyss y los guardianes de los templos Los guardianes de los templos de Phantom Abyss nos pondrán las cosas aún más difíciles.

Para poder superar el desafío, el juego nos da un látigo, al más puro estilo Indiana Jones. De hecho, mientras jugaba a Phantom Abyss, ha sido inevitable pensar en la clásica saga de aventuras. Si alguna vez habéis pensado cómo sería enfrentarse a uno de los lugares en el que el bueno de Indy se metía, es probable que el título de Team WIBY sea lo más parecido que tenemos ahora mismo a nuestra disposición en los videojuegos. Con ese látigo podemos saltar y engancharnos a la mayoría de superficies para desplazarnos por el escenario. Además de este fantástico utensilio, el juego también nos da la posibilidad de adquirir algunas habilidades únicas en las runs. En ciertos puntos, encontraremos unos santuarios en los que podremos comprar bendiciones (sí, vamos consiguiendo dinero en el templo). A veces son básicas, como recuperar o aumentar la vida, pero también hay habilidades extra, como la posibilidad de hacer un doble salto.

Una compañía silenciosa

Phantom Abyss es un multijugador asíncrono

Sí, Phantom Abyss es un juego multijugador asíncrono. ¿Qué significa esto? Pues, básicamente, que mientras nosotros estamos dando volteretas por los templos, también vemos a los fantasmas de otros jugadores que han intentado superar ese mismo mapa. Tenía muchas dudas de su utilidad y tengo que decir que, en mi opinión, es muy escasa. Se supone que ver a los otros usuarios puede ayudarnos a dilucidar si un camino es correcto o no, ya que sus desventuras nos pueden dar pistas a nosotros para no acabar muertos. Y, bueno, a veces es cierto que dan ideas de por dónde ir, pero no creo que aporten demasiado, principalmente porque los escenarios son lineales. Hay algunos caminos ocultos que quizá no veamos a simple vista y salas más grandes, pero no es que estemos ante un juego laberíntico. Al menos los fantasmas sirven de compañía.

Eso sí, el mayor problema de que sea un juego multijugador asíncrono y que haya cierta exclusividad en superar un templo es que el juego nos pide conexión permanente a Internet. Esto, más allá de la incomodidad que pueda suponer para algunos jugadores, tiene un problema mayor: si los servidores del juego no rinden bien, empiezan los problemas. ¡Y los he tenido!

Phantom Abyss está lleno de trampas

He tardado más en sacar este artículo porque en muchos momentos el juego me ha echado al menú principal sin explicación alguna. Team WIBY ha indicado que saben que hay un bug extraño que afecta a unos cuantos jugadores (qué mala suerte tengo, la verdad) y que hace que, por ejemplo, el juego te eche cuando vas a entrar a la segunda planta de un templo. Esto es muy frustrante en este caso, porque si el juego te echa de la partida, significa que ya no puedes volver a entrar en ese templo y el avance que habías hecho se va al traste.

Y, en fin, no es que pasar la primera planta sea difícil ni necesites mucho tiempo, pero es que cuando los problemas comenzaban a suceder, Phantom Abyss no me dejaba entrar en ningún templo durante varios minutos ni saliendo del juego. Al final, cambiando la conexión de Internet que uso en mi PC a otra que tengo en casa he podido jugar más, pero los problemas están ahí y muchos usuarios se han quejado en Steam. Dicho esto, los desarrolladores actualizaron el juego el pasado fin de semana y parece que la mayoría de errores se solucionaron. Confío en que desaparecerán por completo, esto es un acceso anticipado que salió hace unos días, pero los he tenido y así os lo cuento.

Mucho potencial en la idea

Phantom Abyss y los santuarios Un santuario en Phantom Abyss.

A pesar de esos problemas, he disfrutado jugando a Phantom Abyss. El juego te empuja a volver a intentarlo, te pica, y además te recompensa cuando consigues avanzar con nuevos látigos que tienen ciertas habilidades extra y diferentes sorpresas. La historia es casi un suspiro, pero tampoco se antoja necesaria. El videojuego se enfrenta al problema de ser lo suficientemente variado para mantener a los jugadores con el paso del tiempo. Aunque los templos se generen de forma procedimental, al final siempre hay salas muy reconocibles. A mí no me importa, pero para cierto tipo de jugador esto puede llegar a hartar pasadas unas horas de juego.

Creo que Phantom Abyss tiene mucho potencial y aquellos jugadores a los que les gusten los retos deberían probarlo, porque hay mucha tela que cortar aquí. Como he dicho antes, creo que su dificultad está equilibrada, pero lo normal es morir, no nos engañemos. La idea es bastante interesante, me parece muy buena, y me he preguntado en varias ocasiones que cómo es posible que no se le ocurriera a nadie antes. Hay gente que ha comparado el juego con Fall Guys o con un battle royale, pero creo que el concepto está muy lejos de eso. Si Phantom Abyss soluciona los problemas que tiene ahora mismo de desconexión de Internet, mantiene el juego con cierta variedad e incluye nuevas mecánicas, va a dar mucho que hablar. De hecho, me sorprende que no se esté hablando más de él, porque lo merece.

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