¿Quién me iba a decir a mí que me iba a enganchar a un juego cuyo objetivo final es dejar que la naturaleza consuma todos y cada uno de mis progresos? Increíble, pero cierto. Against the Storm, de Eremite Games, ha logrado hacer lo que nunca, nadie, había conseguido: que no me importe sacrificar todas y cada una de las ciudades que tanto me ha costado construir.
No obstante, tiene truco. La historia gira en torno a un lugar llamado Ciudad Ardiente, el último Bastión de la humanidad. Nosotros, como jugadores, hacemos las veces de Adelantados, una suerte de emisarios de la Reina Abrasada que tienen el objetivo de construir pequeños asentamientos más allá del reino para encontrar recursos, riquezas y secretos del pasado.
Against the Storm y su alocada idea: construir ciudades para abandonarlas poco después
El problema es que tenemos un tiempo límite... Más o menos. Cuando empezamos, el mapa del mundo está cubierto de sombras y misterio. Como Adelantados, nuestra misión es construir pueblos en esos lugares para descubrir qué se cuece en los alrededor, encontrar recursos, etc. Todo ello sabiendo que cada pueblo que construyamos y finalicemos (tanto si tenemos éxito como si no) consumirá un turno entero.
Cuando se cumpla el ciclo de turnos del que disponemos, tendrá lugar la Tormenta, un fenómeno meteorológico que lo arrasa todo a su paso. Así pues, como es lógico, tanto nosotros como nuestros aldeanos (humanos, arpías, castores u hombres lagarto) regresaremos a casa y dejaremos atrás los asentamientos que tan duramente hemos levantado de la nada.
Así y una y otra vez para ir desbloqueando poco a poco nuevas mejoras a través de la Ciudad Ardiente para que cada ciclo de incursiones sea todavía más productivo. De hecho, el juego nos insta de forma tan descarada a avanzar sin descanso, creando nuevos poblados mientras dejamos atrás los que ya han cumplido sus objetivos, que dejaremos de ganar recompensas si pasamos mucho tiempo en cualquiera de estos.
Abandonar un pueblo nunca ha sido tan adictivo
A grandes rasgos, cada poblado nos ofrece varios desafíos con los cuales podemos rellenar una barra de recompensas. Si la completamos, el pueblo ha cumplido con su cometido, por lo que cualquier cosa que hagamos de manera adicional no nos reportará beneficio alguno más allá de tener un asentamiento más eficiente... hasta que los recursos se agotan.
Así pues, no solo tendremos que dejar que la Tormenta lo destroce todo una y otra vez, sino que no llegaremos a desarrollar el máximo potencial de nuestros asentamientos casi nunca. Son de usar y tirar y esto es lo primero que tenemos que entender. Es por esto mismo que Against the Storm me parece tan interesante.
Además de que apuesta por un diseño de fantasía grimdark, no hace nada del otro mundo. Como gestor de recursos y constructor de ciudades no aporta nada especialmente nuevo. Tampoco es que el guion sea una locura. De hecho, es muy simple. No obstante, todo eso da igual, puesto que la novedad recae en el hecho de volver a empezar una y otra vez sabiendo que, con cada ciclo completado, seremos algo más eficientes y podremos llegar más lejos.
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