Ojo con The Last of Us: Parte 1 Remake, porque si es la primera vez que juegas igual te llevas una impresión equivocada

The Last of Us Parte 1 Remake (Naughty Dog)
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Esta semana, PlayStation anunció (entre otras muchas cosas) The Last of Us: Parte 1 Remake, que como su propio nombre indica es una reedición del juego de Naughty Dog que en 2013 prácticamente pariría esa dirección de "juegos de acción cinemáticos con la cámara al hombro" en la que la compañía tanto se ha apoyado desde entonces. Dicho esto, para nosotros lo más importante es la confirmación de que el título llegará a PC ¿verdad? Pues sí, indudablemente; pero tal vez sea buena aprovechar este momento en el que el ambiente se ha calmado un poco para hablar de advertencias. En especial para aquellos que no jugaron al original.

Y es que este no es un remake al uso, como los de Capcom ha estado lanzando para Resident Evil a lo largo de estos últimos año. No, lejos de estar diseñado de cero, usa muchos de los recursos de desarrollo de TLOU Parte 2 —perfectamente entendible teniendo en cuenta que encajan bien con los estándares gráficos actuales y que así se guarda cierta cohesión artística entre ambos juegos. Sin embargo, hablando con varios compañeros del equipo de 3DJuegos todos coincidimos en que no todas las cosas que funcionan en la secuela tienen por qué encajar con el original. Eso es algo que impacta en el aspecto de los personajes, como se ha criticado en redes, pero también en la historia y la percepción que tenemos de ella.

Hablando con Alberto Lloria, por ejemplo, me recordaba que el The Last of Us de PS3 se sentía esperanzador. Tenía una paleta de colores más viva y saturada que la de TLOU 2, así como algunos momentos que venían a representar la luz al final del túnel: la humanidad estaba enfrentándose a una calamidad sin igual, pero incluso en un momento tan crudo como ese, Ellie aún encontraba pequeños huecos para ser una niña. El más conocido o querido de todos es el encuentro con la jirafa en Salt Lake City de camino al hospital, pero no es el único. Por aquel entonces, existía cierto énfasis por mostrarnos un mundo vibrante, vivo. Uno que sabía entrelazar un mundo agnóstico, magnificente; con las querellas del ser humano.

La segunda parte no admite tantas dualidades. Es más oscura y decadente, con el propio Neil Druckmann reconociendo que el tema principal era el del odio. El tratamiento de la iluminación, de los colores, incluso el de las formas; reflejaban un conflicto de no ya el hombre contra el mundo, sino del hombre contra el hombre. Y de la misma manera en la que ponemos filtros a los selfies de Instagram para darles otra personalidad, existe un riesgo muy real de que esta manera de enfocar el remake de TLOU 1 de lugar a una experiencia ligeramente distinta a la que recordamos. Con esto no pongo en duda que los artistas, guionistas e ingenieros de Naughty Dog estén entre los más prestigiosos del mundo ni tampoco cuestiono su habilidad para recuperar la esencia del juego. Pero la batalla entre el realismo y el dramatismo es larga, y casos como los de Metro: Exodus PC Enhanced o Dying Light 2 ya me hicieron levantar una ceja en su momento.

The Last of Us: Parte 1 Remake (Naughty Dog)

Más bien, lo que quiero decir con todo esto es que cuando estés jugando esta interpretación de The Last of Us harías bien en recordar que Ellie es una niña de trece años normal y corriente, no un prodigio hollywoodiense; que el capítulo de la universidad tenía un acogedor cielo cálido, que la hierba tenía un tono exuberante y que muchos de los enfrentamientos con chasqueadores estaban marcados por un contraste de luz bestial y que buena parte del encanto que tuvo en 2013 estaba marcado por cosas como los destellos de la luz solar o la expresividad en los rostros de los personajes. Nuestra compañera de viaje no sería lo mismo si no diera la impresión de que hacer lo que puede, incluso si no es suficiente; y los infectados nunca nos hubieran asustado de no haber encajado a la perfección en un mundo tan auténtico.

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