Así es un mando de 300 euros para PS5 y PC: análisis del Razer Wolverine V2 Pro para juegos competitivos

Uno de los primeros productos de hardware lanzados en 2023 es el Razer Wolverine V2 Pro, uno de esos mandos gaming que apuntan —con especial énfasis en esto— al sector más competitivo de jugadores: es lo que justifica decisiones como la de prescindir de una función tan elemental como la vibración en un dispositivo con MSRP de 299,99 euros. Suponiendo que aún con esto sigas interesado en él, en este análisis veremos qué clase de prestaciones y calidades nos ofrece.

Antes de entrar en detalles, debes saber que estamos ante una revisión del modelo anterior (el V2 Chroma) que añade algunas nuevas funciones clave, como la conexión inalámbrica "Razer HyperSpeed" de 2,4 GHz o nuevas palancas traseras que de algún modo se habían escapado a las versiones anteriores. El resultado, te adelanto, es realmente bueno; de lo que no estoy tan seguro es de hasta qué punto te recomendaría apostar por un mando de estas características tan de nicho.

Especificaciones del Razer Wolverine V2 Pro

Compatibilidad (SO)

PlayStation 5 y PC (Windows)

Dimensiones

105,8 mm (largo) x 167,5 mm (ancho) x 65,2 mm (alto)

Peso

279 g

Disponibilidad

Color blanco o negro, a través de Razer Store

Conectividad

Cable (USB-A a USB-C incluido) o inalámbrica (2,4 GHz)

Autonomía

10 h (RGB activado) o 28 h (RGB desactivado)

Sonido

Jack de audio 3,5 mm analógico para cascos o micros

Pulsación

Mecánica táctil de Razer

App acompañante

Razer Controller (iOS o Android)

extras

Palancas cóncavas / convexas intercambiables

Como ocurriese con su predecesor, aquí Razer ha tomado el diseño de un mando oficial (el DualSense de PlayStation 5 en este caso) y ha aplicado una serie de mejoras de su propia cosecha: la distribución del chasis recuerda bastante más a la de los mandos de Xbox, tanto por cómo están repartidas las palancas como por el tamaño y forma de los botones, exceptuando únicamente la presencia del touchpad característico de la sobremesa de Sony. No es la única diferencia, ojo.

Así pues, el diseño "híbrido" del mando suma también dos botones al lado de R1/R2 y L1/L2 (RB/RT y LB/LT en Xbox) convenientemente posicionados para que sean activables con la yema del meñique; así como cuatro palancas adicionales en la parte trasera. Haciendo unos cálculos rápidos, te darás cuenta de que son suficientes inputs programables como para que no te haga falta soltar el pulgar de la palanca de apuntado en ningún momento durante la acción, que es el objetivo final aquí.

También lleva un botón multifunción para modificar temporalmente la sensibilidad de las palancas, así como interruptores traseros para gestionar la conexión e incluso unos cierres para alternar el comportamiento de los gatillos principales de corto a largo, y viceversa. Eso último es muy útil a la hora de saltar de un juego de carreras a un shooter, por ejemplo; en el primer caso es más fácil controlar el acelerador con la pulsación larga, mientras que en el segundo, la corta te permite disparar más rápido.

Las funciones y rasgos únicos de esos botones programables adicionales (denominados M1 a M6) se gestionan a través de la aplicación acompañante Razer Controller, disponible en las tiendas de iOS y Android: no es posible hacerlo desde Synapse como otros tantos productos del fabricante, lo cual puede ser un poco tostón para los que estamos acostumbrados a jugar en PC pero tiene sentido si pensamos en que también hay usuarios de consola jugando con este periférico.

El objetivo es evitar que tengas que levantar el pulgar del stick, optimizando tu rendimiento

Más allá de la configuración mediante software, en la caja se suministran también sticks alternativos: los que vienen por defecto son largos y cóncavos, mientras que los otros dos son cortos y convexos. Dependiendo de lo que juegues, puede que te interesen unos u otros, o una combinación de ambos. En general, basta con tener en cuenta que el stick largo es más preciso (para apuntar) y el corto, más inmediato (para moverse). En cualquier caso, ambos se desenvuelven bien en todos los ámbitos.

Impresiones tras una semana de uso

Sostener el Wolverine V2 Pro en las manos es agradable. Tiene el peso y ergonomía adecuados, un agarre estupendo; tres cuartos de lo mismo para cosas como la altura y grosor de las palancas, la pulsación mecánica de los botones o del panel táctil (da igual en qué parte lo presiones) y así con casi todo. Francamente, solo veo un aspecto que me ha dejado algo insatisfecho: la colocación de los botones programables. Hay seis de ellos en total, como hablábamos más arriba, pero los de atrás están "así asá".

Hablando en términos más profesionales, el problema que les veo es que se han colocado demasiado verticalmente: se pueden alcanzar con la yema del dedo corazón sin problema, pero no deja de ser algo antinatural. Es extraño que Razer haya apostado por este diseño, cuando en realidad otros mandos o dispositivos lo hacen mucho más horizontal. Steam Deck, el Steam Controller o el Xbox Elite Controller son algunos ejemplos. Pero siendo algo tan circunstancial, lo dejaremos pasar.

Por otro lado, la aplicación acompañante está bastante bien: tienes cuatro perfiles predefinidos entre los que alternar, pero todos ellos se pueden modificar a gusto por completo. La reasignación se hace en el mando directamente mientras miras la pantalla del teléfono, y la sensibilidad de las palancas se puede ajustar por separado o al unísono. Al margen de esto, la batería restante se puede consultar in situ (bien para los que jugamos en PC) e incluso el RGB resulta cómodo de ajustar.

Como ocurre con otros tantos dispositivos de la marca —esos últimos se pueden configurar en Razer Synapse, a diferencia de este— las luces de colores tienen diferentes patrones de comportamiento entre los que elegir, como la iluminación estática o cíclica, y además de seleccionar colores desde un panel, es posible escribir directamente el código hexadecimal del que quieres. Es buena cosa, pero es una pena no tener la aplicación de turno en escritorio.

Tiene un rival clave, con nombre y apellidos

El Wolverine V2 Pro no es un periférico súper exclusivo en absoluto: es otra opción más en el mercado de los "mandos gaming profesionales" que SCUF Gaming popularizó hace más de un lustro. Desde entonces, se han vuelto tan populares que incluso los tres principales fabricantes de consolas tienen versiones alternativas de los mandos oficiales. PlayStation, sin ir más lejos, firma en enero el DualSense Edge que se vende por unos 240 euros en España y es un rival importantísimo.

Por unos 60 euros menos, el mando oficial de Sony viene con un estuche, varias palancas y gatillos alternativos, te permite cambiar de perfil directamente en el chasis (no tienes que usar una aplicación externa) y en PS5 o juegos first-party compatibles puedes sacar partido a características clave como los gatillos adaptativos o la vibración háptica, que están ausentes en este mando. Lo que se dice una victoria por goleada, vaya. ¿Significa esto que el Wolverine V2 Pro está llamado al fracaso?

No necesariamente, no: muchos jugadores —en especial los que venimos de PC— seguimos prefiriendo la colocación asimétrica de las palancas que usan Xbox o Nintendo, o el estilo de cruceta más parecido a un stick tanto en apariencia como en funcionamiento. Sobre todo, si eres fan de los juegos de lucha como ese Street Fighter 6 que viene tan fuerte. La pulsación mecánica es bastante satisfactoria, y una forma bastante acertada de transicionar de MKB a mando.

¿Vale la pena el Razer Wolverine V2 Pro?

Personalmente, te diré que el Wolverine V2 Pro es recomendable solo para un nicho muy específico de jugadores que buscan un mando (a sabiendas de que existen alternativas mejores a ese tipo de control en casi todos los casos) para jugar de forma en exclusiva a juegos competitivos del estilo de CoD, SF6, FIFA o similares. La distribución de las palancas, la ergonomía, el agarre o la pulsación de los botones son puntos que han salido genial; con pocas o ninguna queja para echarle en cara.

La experiencia es muy buena, pero todo lo tocante a precios y alternativas es una tragicomedia porque su rival más directo en el mercado es unos 60 euros más barato y viene cargado de prestaciones y accesorios —estuche, gatillos, o la respuesta háptica de PlayStation— que le faltan a este: está muy claro a favor de quién se inclina la balanza. Así que a la hora de elegir uno, es más bien una cuestión de si prefieres estrictamente control y ergonomía o algo más versátil, útil y polivalente.

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